En el versículo 1, el salmista le pide a Dios que no le responda con silencio. Para nosotros que estamos acostumbrados a que cuando hablamos nos respondan, pues cuando le hablamos a Dios, queremos que de igual manera nos responda. Pero cuando Él permanece en silencio, ¡qué difícil es! En ese momento llega la frustración, miedo, desespero y los segundos parecen eternos, porque no hemos entendido que, es cuando más Él nos está hablando. Es ahí, cuando Él quiere que pongamos en práctica lo que ya Él nos ha enseñado. Él hace un alto, para ver cómo actuamos, nos deja trabajar.
Es como cuando alguien estudia una carrera, luego tiene que hacer una práctica. Durante esa práctica ya no está el profesor dándole clases y enseñándole, porque ya el tiempo de aprendizaje pasó. Tan importante es el tiempo de aprendizaje, como el de práctica. Si no pasamos el de práctica, no nos graduamos y tenemos que volver a repasar la teoría.
Estoy segura que cuando Yeshua fue llevado al desierto, su padre permaneció en silencio en cada prueba. Y por más amor que sintiera por su hijo, y por más deseos que tuviera de intervenir y ayudarlo, sabía que no era lo correcto. Dios sabía que tenía que dejar que su hijo pusiera en práctica todo lo que le había enseñado. Yeshua tenía la capacidad de salir victorioso del desierto.
Es asombroso que en este salmo, la palabra hebrea que se utiliza para "silencio" es "charash" (2790) que significa, entre muchas cosas, practicar en silencio, estate quieto, crear, mantener la paz. ¿Qué quiere decir esto? Que, contrario a todas las emociones negativas que llegan cuando enfrentamos el "silencio de Dios", es el mejor momento para estar. ¿Por qué? Porque es ahí donde Él está creando, es ahí donde Él se está imaginando el producto final, lo que saldrá de ese tiempo donde pondremos en práctica lo aprendido. Yo me imagino a Dios sentado en su trono con una bolsa de "popcorn" mirándonos con una emoción porque estamos en la recta final de un proceso donde tenemos una victoria garantizada. Me gusta demasiado el "popcorn" y realmente me imaginé a Dios sentado en las gradas como si estuviera mirando un juego de "soccer", que está en los últimos minutos y sólo falta que su equipo, el que Él entrenó, meta el gol que le dará la victoria. 😂
Dios nos dice hoy, que si estamos atravesando por un momento donde pareciera que Él está en silencio, no es así, es cuando más alto Él está hablando. Nos está diciendo que puso adentro de nosotros lo que necesitamos para vencer. Nos está diciendo que actúemos, porque adentro de nosotros está Su poder. Nos está diciendo que, durante el tiempo de aprendizaje, nos entregó la llave que abre la puerta a la vida abundante que Él tiene para nosotros. Sólo tenemos que confiar.
En el versículo 7, el salmista dijo que por cuanto su corazón confió en Yehovah, él fue ayudado. Confiar es estar seguro de la integridad y valor de alguien. Significa estar firme en lo que se le ha dicho. El salmista estaba seguro de quién era Yehovah y lo que representaba en su vida y por eso fue ayudado.
Es tiempo de que transicionemos de creer a confiar y seremos ayudados y rescatados. Decidamos hoy actuar de acuerdo a lo que Ya Dios nos ha enseñado; y cuando volvamos a entrar en el "silencio de Dios", regocijémonos, porque es la graduación, es la señal de que la victoria está cerca.
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